Crecimos en Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca, el pueblito que conocemos como la puerta de entrada a la Sierra Sur.
Crecimos oliendo la leña quemada y jugando junto a la olla de frijoles que mi mamá cuidaba con tanto cariño.
Crecimos viendo ollas y comales en el tianguis del pueblo los días lunes.
Crecimos comiendo tortillas recién hechas por mi tía que a veces nos hacía taquitos de sal en su comal enorme de barro.
Crecimos sirviéndonos café del jarro de mi abuela, curando ollas y oliendo a tierra mojada las tazas que recién tocaban el agua.
Este cariño y este sentirnos en casa a través de nuestro contacto con el barro nos llevó a crear el Tendajón, un proyecto de mucho cariño a la tierra y admiración a quiénes le dan vida.